La mayor parte del monte tembleño está ocupado por el pino, siendo la especie dominante el pino resinero, extendiéndose desde los 750 metros hasta los 1.500 metros de altitud.
Durante mucho tiempo este pino ha sido el favorito para repoblar, ya que la resina, mientras ésta fue materia prima necesaria para la obtención de aguarrás y otros derivados, producía beneficios. En nuestros días la aparición de los derivados del petróleo, que sustituyen ventajosamente a los de la resina, han hecho que el pino resinero pase a ser una especie de segunda. No obstante, su madera le sigue haciendo rentable, si se tiene en cuenta la calidad de los suelos en los que suele vivir.
No sólo hay que destacar su valor económico, sino el ornamental. En el monte público de El Tiemblo crecen bellos ejemplares centenarios de cerca de 4 metros de perímetro.
Abundante, pero sin llegar a formar grandes núcleos, es el enebro, al que se puede encontrar a lo largo de todo el término municipal, en los más diversos lugares, principalmente en la Ladera, aunque también es fácil encontrarlo en las zonas de pinares.
Es pequeño, de unos 3 metros de altura . Suele ramificarse desde la base, dando la apariencia de un arbusto. Tiene hojas aciculares con una línea blanca en el envés. Produce un estróbilo carnoso de color azul, que se utiliza para hacer ginebra.
Es un arbolillo de aspecto arbustivo que se localiza en los bordes de los bosques, siendo muy abundante por todo el monte. Su tronco tiene una corteza lisa y las ramas presentan fuertes espinas. Las hojas son alternas con lóbulos dentados. Sus flores son pequeñas y blancas, siendo su fruto una pequeña bola comestible de color rojo.
El bosque caducifolio ocupa otra importante parte del monte.
Entre la vaguada de la Era del Corcho y el arroyo de San Jurdón, está situado uno de los parajes más interesantes formado por el Castañar, el Saugal, las Barrancas y el Prado Hueco, y que viene siendo conocido con el nombre genérico de la Yedra.
La variedad de especies que lo integran, los arroyos, gargantas y veneros que en él nacen, y la belleza de sus rincones, hacen de la Yedra un lugar digno de ser protegido.
En el Castañar, aunque aparecen pinos y rebollos, el más abundante es el castaño, árbol de altura media y de tronco grueso, cuya corteza es rojiza y estriada. Sus hojas son grandes, lanceoladas, aserradas y caducas.
Al principio de los años cuarenta, el Castañar recibe una desafortunada tala, que acaba con cientos de gigantescos castaños de una antigüedad que sobrepasa los quinientos años.
Por suerte quedaron algunos ejemplares que dan una idea de cómo era aquel incomparable bosque. Uno de ellos alcanza los 9 metros de perímetro, necesitándose seis hombres cogidos de las manos para abarcarlo. Otros ejemplares dignos de tenerse en cuenta son los tres del Venero del Resecadal, con 7, 6 y 5 metros de circunferencia respectivamente. Uno de los troncos que quedó derribado cuando la tala se bajó hasta la población, conservándose en el jardín del Parque del Recaudador.
En las claras aguas de los arroyos y gargantas se refleja la silueta de los alisos. El aliso es un árbol de tronco recto y liso, de corteza negruzca y hojas de un color verde brillante; puede alcanzar los 25 metros de altura. Realiza una excelente labor de protección en los arroyos, deteniendo la erosión, fijando la tierra con sus raíces, proporcionando sombra, aminorando, de ese modo, la fuerte evaporación de la época estival y sirviendo de barrera natural en caso de incendio.
Después del pino resinero, el árbol más abundante en los montes de la localidad es el roble. Se extiende por distintas zonas, sobre todo por las partes altas del Castañar, bordeando las cuerdas del Corcho, el cerro de la Pedriza, la Cuesta del Enebro, la Cruz del Tornero, al igual que las laderas del Traviés y en el Cerro de Guisando.
No es posible enumerar todas aquellas plantas silvestres que se dan por esta zona, pero las más conocidas son:
.Arbustos: Cornicabra, cambrón, endrino, jara, maya, piorno, retama...
.Plantas silvestres: Acedera, adelfa, aguileña, albahaca, amapola, apio, arándano, berro, borua, caléndula, campanillas, cardillo, correhuela, diente de león, escaramujo, esperraguera, espliego, fresa silvestre, hierbabuena, hierba cana, heno blanco, helecho, hiedra, hinojo, jacinto, junco, lirio, malva, manzanilla, menta, muérdago, orégano, ortiga, poleo, primavera, romero, rosa de fuego, salvia, té, tomillo, trébol de prado, verónica, violeta...
Bajo las secas agujas de los pinos, junto a los troncos de los árboles, en praderas, humedales y en las orillas de los arroyos, en diferentes épocas del año brotan innumerables especies de setas.
Aunque muchas de ellas son comestibles, en El Tiemblo, salvo excepciones, sólo se han venido recolectando el níscalo y la cagarria.
El níscalo, mízcalo o revellón, se encuentra en los pinares, entre los zamajos. Tiene un color naranja tostado, con frecuentes manchas verdes. También las láminas que aparecen debajo de su sombrero son del mismo color, al igual que el pie. Aparecen en otoño. Su abundancia depende de las condiciones del tiempo, necesitando que se den lluvias al final del verano y comienzos del otoño.
La cagarria es una seta de gran tamaño, de color entre crema y caramelo tostado. Su forma recuerda un macizo de flores. Brota en otoño, junto al tronco de pinos viejos.
Otras especies, que brotan en las diferentes estaciones del año son:
. Comestibles: Boleto bovino, calabaza, carbonera, colivia, colmenilla, caprino entintado, cuesco de lobo, champiñón, parasol, pleurota ostra, rebozuelo anaranjado, senderina...
.No comestibles: Boleto amargo, escleroderma amarilla, hifolosna fascicular, leprota áspera, ramaria, rúsula vomitiva...
